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El riesgo es que perdamos la perspectiva de lo que realmente importa. La enorme cantidad de información que los ordenadores y la nube ponen a nuestra disposición puede llevarnos a olvidar nuestros objetivos profesionales y personales, distrayendo nuestra mente hacia información secundaria que no necesariamente es útil. Esto nos hace perder recursos organizativos y un tiempo valioso, privándonos de momentos vitales que deberían ser para nosotros mismos y para los demás y reduciendo nuestros niveles de bienestar y felicidad.
Las prácticas laborales que se han introducido en los puestos de trabajo gracias a la tecnología son evidentes, pero también están emergiendo valores nuevos. La eficiencia y los procesos rígidos están dando paso a procesos más complejos que se centran en el impacto y la efectividad. ¿Cuáles son las características de este cambio y cómo influyen en las respuestas emocionales de los empleados?
D.A. _ La eudaimonía de Aristóteles define la felicidad como la satisfacción personal y la integración positiva en un contexto social, un proceso de socialización e integración mutua que fomenta el bienestar. Esta combinación de bienestar y sensación de efectividad se basa en la posibilidad de equilibrar las oportunidades de actuar y hacer frente a los retos externos con las habilidades y la experiencia personales.
LA TECNOLOGÍA OFRECE UNA PARTE DEL APOYO ESENCIAL QUE LAS PERSONAS NECESITAN PARA LLEVAR A CABO SUS ACTIVIDADES LABORALES, YA SEA COMO APOYO PASIVO EN TÉRMINOS DE COMODIDAD EN UN ENTORNO O COMO APOYO ACTIVO EN FORMA DE HERRAMIENTAS DE TRABAJO, PRINCIPALMENTE INFORMÁTICAS.
Se trata de un factor estructural y cíclico que está vinculado a la vida cotidiana, pero que también permite generar un nivel significativo de implicación, un estado en el que los procesos cognitivos –tanto de motivación como emocionales– interactúan y funcionan de manera integrada en comparación con las capacidades y expectativas de las personas.
La experiencia exige que las personas tengan objetivos claros y no contradictorios y que el contexto externo y la situación actual ofrezcan información clara y rápida sobre las consecuencias de comportamientos específicos. De este modo, las personas comprenden cómo funcionan las cosas y las consecuencias de sus actos. Esto, sin duda, lo ha facilitado enormemente la tecnología.
Cada vez resulta más complicado diferenciar el mundo digital del físico. Esto cambia la forma en que percibimos el mundo y los deseos de las personas en el contexto del trabajo, por lo que es un tema que debemos atender. ¿Cómo podemos anticiparnos a estas necesidades? ¿Y cómo trazamos una línea entre la identificación y la creación anticipada de las necesidades?
D.A. _ Plantronics utiliza distintas herramientas para identificar las necesidades de los empleados, con el objetivo de alcanzar el bienestar en el trabajo. La primera es la participación anual en la encuesta Great Place to Work, que mide el nivel de «confort» y satisfacción a la vez que proporciona indicadores útiles de felicidad e identifica áreas de interés y la posibilidad de mejorar.
La segunda es el Índice Leesman, que se utiliza cuando se produce un cambio en el entorno de trabajo, como una reorganización o reubicación, para identificar los puntos débiles y las necesidades –que pueden ser tecnológicas– y, a continuación, desarrollar diseños que mejoren el bienestar y la productividad basándose en necesidades tangibles. Además de las encuestas y estudios, el requisito previo más importante para el desarrollo de la felicidad en el ser humano son siempre las relaciones. Una comunicación transparente, la ausencia de jerarquías y prestar atención a las relaciones sociales no son solo las formas en que identificamos las necesidades, sino los caminos más importantes para alcanzar la felicidad.
En el futuro, ¿cuánto dependerá nuestra felicidad del acceso y el uso de la tecnología?
D.A. _ La tecnología ha invadido nuestras vidas y ahora resulta imprescindible para llevar una vida más sencilla y ágil, ya que nos ofrece libertad para satisfacer nuestras necesidades como seres humanos. La tecnología por sí misma no es ni beneficiosa ni perjudicial, pero la forma de utilizarla debe ser constructiva si queremos que mejore nuestro bienestar y nuestra felicidad en lugar de aumentar los niveles de estrés y frustración. Muchas empresas grandes han comenzado a restringir el tiempo que las personas dedican al correo electrónico tras comprobar lo desequilibrado que está realmente el equilibrio entre la vida laboral y la personal.
Este es el ejemplo perfecto de la ley de las consecuencias imprevistas en el caso de la tecnología: produce justamente el efecto contrario al que se pretendía. Tiene que ver literalmente con la forma en que la aplicamos en nuestras vidas. La tecnología ya es una parte normal de nuestra vida laboral y personal y creo que su impacto resulta positivo si se utiliza de manera constructiva.
La única diferencia la marcará nuestra consciencia.
CHARLA CON EXPERTOS | 17